1-. El arte como lenguaje.
Lo
que dentro de nuestro imaginario colectivo calificamos como arte tradicional o
arte clásico, por su manera de ser representado y a la vez por lo que
representa, es fácil de asimilar a un sistema comunicativo, fácil de entender y
de comunicar. Durante el Renacimiento el arte y su comprensión se complicaron:
se necesitaban referencias extra, más conocimientos, en teoría, externos al
mundo del arte (filosofía, política, literatura…) para poder captarlo en su totalidad. El arte
representaba algo y para entender ese arte había también que conocer ese
algo.
Este
esfuerzo por comprender que debe realizar el público es sin duda una de las
características del arte contemporáneo, ya que, de todas sus propiedades,
la que más propia su significado, no tanto su apariencia (y no hay
una relación evidente entre ambos).
Es
comprensible pensar en el arte como un tipo de lenguaje, ya que su propia
expresión nos comunica algo. Sin ir más lejos, la poesía es muy similar a la
comunicación verbal. Ahora bien, “arte” es una categoría muy amplia, donde cada
campo presenta rasgos propios. Y, cada obra puede ser interpretada de maneras
distintas para diferentes personas, de maneras incluso opuestas. Mientras que
en la ciencia el lenguaje trata de representar La Verdad, o La Realidad, el
lenguaje del arte reconoce y busca otras cualidades como la belleza o la
subversión, por ejemplo, aceptando que en la comprensión del significado de la obra
influirán el contexto, las vivencias personales, la localización… Por todo
esto, el arte no es primariamente comunicativo; pero podemos decir que sí es
significativo. Su tipo de comunicación y su lenguaje es mucho más amplio que el
de cualquier otra disciplina.
2-. La música como sistema
de comunicación.
Los tipos de música y su consiguiente
interpretación están inscritos dentro de determinados contextos sociales,
culturales, históricos, de clase… y aun así, su aspiración es universal. En
todas las partes del mundo se crea música con el fin de expresar algo y se
disfruta, parece que es algo que va codificado en nuestros genes. Hasta en nuestros
días podemos hablar de esta tendencia a la universalidad, aun cuando se crea música
con intenciones únicamente mercantiles, como un sistema de negocio más; porque otra
música con otros fines se sigue creando.
Aunque previamente hayamos dicho que la música no
es primariamente comunicativa, esto no quita que pueda tener un lenguaje propio,
autores como Schopenhauer ya la definían así. Recordemos que lenguajes hay de
muchos tipos, no solo este mediante el que yo escribo y tú lees mis palabras:
lenguajes de signos, el lenguaje químico de las feromonas, los cantos de las
cigarras… El lenguaje es una manera de expresarse, aunque la música sea mucho
más abstracta que otros lenguajes que nos pueden venir a la cabeza. Podemos entender
lo que un artista puede querer transmitirnos con su pieza, claro que esto siempre
estará dentro de unos márgenes y dependiendo de cual era su intención.
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Recorte de una infografía sobre lenguaje canino |
3-. Comunicar el arte.
Los museos son el lugar paradigmático donde se guarda y
protege el arte. Cuando entramos a uno, lo hacemos con la intención de
contemplar arte. Ahora bien, ¿por qué tienen la categoría de arte las obras
acumuladas dentro del museos? O, más bien, ¿quién ha decidido que eso es arte?
Con todas las interpretaciones distintas que pueden surgir a partir de la misma
obra, ¿cómo puede existir ese acuerdo? Para George Dickie y su teoría
institucional del arte, arte es lo que los expertos (galerías, críticos,
coleccionistas, fundaciones…) digan. Pero,
aunque parece obvio que debe de existir una relación entre el arte y lo
institucional que aporte características a la definición del arte, no parece
ser la única característica que lo determine.
Por una parte, el arte tiene la capacidad de comunicarse.
Por ejemplo, la pintura expresa unos sentimientos u otros gracias a los
colores, la música mediante los sonidos, la arquitectura mediante los volúmenes… Ahora,
con la emancipación del arte contemporáneo, cada vez fueron más necesarias las
palabras del artista o de un experto para orientar al público en su
comprensión. Pero no solo es necesaria
la comunicación para entender el arte sino también para hacerlo llegar a más
personas. Es decir, que desde el arte debe emerger un mensaje artístico y otro
informativo/comercial, sobre todo si entendemos que el arte sin receptor no
puede darse; que el público es lo que da la etiqueta de arte a una obra.
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Las pequeñas descripciones al lado de las obras en los museos nos ayudan a entender sus significados. Esto en concreto es una captura del recorrido virtual por el Museo de Arte Indígena de Cuernavaca, México, que puede hacerse mediante el Street View de Google. |
4-. ¿Puede el arte no comunicar nada?
Solo puede entender plenamente el mensaje de una obra
de arte la o el artista que la ha creado, quien conoce todo el universo
simbólico alrededor de la creación. Hasta que la obra llega al público para ser
interpretada, el contexto puede alterar sus posibles interpretaciones, hacer
emerger unas u otras sensaciones. No hay unas pautas fijas que nos orienten
sobre qué características del arte nos van a hacer interpretarlo de una forma u
otra. Una vuelta de tuerca se daría si el receptor intentase analizar qué le
lleva a interpretar la obra de la manera que lo hace; lo que se traduce en que
la obra ayudaría al público a entenderse a sí mismo, no (o no tanto) a entender
la obra.
Comprender el arte contemporáneo nos cuesta un esfuerzo,
ya no se reduce a la mera contemplación. Desde las vanguardias, el arte tiende
a romper con esa aura de elitismo y que le habíamos otorgado. Ahora, cualquier
cosa puede ser una obra de arte. ¿Hace esto a las obras de arte más fácilmente
comprensibles para el público general? Aunque no necesariamente, lo que sí es cierto es que así el arte se acerca a las
personas en su cotidianeidad, lo que, al tenerlo más cerca, da más
oportunidades para hacer surgir la experiencia estética.
Algunas corrientes han tratado de crear un arte que no
comunique nada, que no sea creativo o que no tenga ninguna función. A nivel
personal creo que esto es imposible, que va en contra de la psicología humana. Primero,
porque cualquier objeto, imagen mental, sensación…, nos transmite algo, por
ahora no somos cyborgs que podamos desprogramarnos para no ser
afectados. Pero también porque si lo que define al arte es su capacidad de
producir la experiencia estética, si le quitamos esto, deja de ser arte.