martes, 17 de noviembre de 2020

Disposición inicial sobre la ciencia

Hace años estudié que la ciencia era aquello que se producía tras seguir el método científico. Con esto quiero decir que, aunque piense en la ciencia como las investigaciones que permiten el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, lo que ha impulsado lanzar el cohete Ingenio, o lo que se preocupa en estudiar las consecuencias del cambio climático...; la ciencia es en sí más.

Y justo es esta idea, la de que la ciencia sea más, lo que me complica el analizar qué siento y pienso sobre ella. Se me hace difícil tomar la ciencia como algo abstracto, como una idea platónica; aunque si lo hiciese no tendría nada que objetarle ni a la ciencia como método ni a su producción de respuestas y más preguntas.

Ahora bien, al tomar la ciencia como un saber situado dentro de las sociedades, la cosa se complica, inevitablemente (no recuerdo los detalles, pero sé que se han ido sucediendo diversos enfoques sobre esto a lo largo de la historia).  No sé si es correcto o no decir que la ciencia puede corromperse, pero su método y sus resultados sí (o quizás lo correcto sería decir que en bastantes ocasiones se han intentado vender como científicas algunas investigaciones para gozar de la credibilidad que muchas veces automáticamente se otorga a la ciencia). El primer ejemplo que se me ocurre, quizás el más famoso, para ilustrar esto, es la llamada ciencia nazi por la que se justificaban los crímenes contra los no-arios.  

Otra cuestión relevante es la de que las ideas científicas van cambiando con el tiempo. Algunas tras duras e interesantes discusiones (electromagnetismo, relatividad…) y otras de repente (glándulas tubáricas, de las que justo oí hablar hoy en el telediario). Con esto no quiero decir que los resultados científicos de hasta entonces hayan sido falsos, ni tampoco que progresivamente nos vamos acercando a una verdad absoluta. Solo que la ciencia cambia con el tiempo, lo cual, además de esperable, también lo considero deseable.

Pero, para acabar, lo que más me hace desconfiar (que, sinceramente, no es que desconfíe en sí, sino más bien que considero que ciertos rasgos deben ser puntualizados, a nivel sociológico o filosófico; que no me gusta la confianza ciega en La Ciencia), es el problema de que (y a riesgo de que esto parezca una perogrullada) la ciencia para desarrollarse necesita dinero. No solo me refiero a que quizás no muchas empresas querrían invertir en investigaciones que fuesen a dar resultados contrarios a los que les benefician (ejemplo: los innumerables beneficios de beber un poquito de vino…), sino que la economía y la política también determinan qué campos se trabajan y cuales no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario