viernes, 29 de enero de 2021

Colapso de onda, wifi y cristales

 El colapso de la función de onda en física cuántica no es un fenómeno físico sino filosófico.

Que la filosofía tenga un concepto para algo no quita que la física pueda tenerlo también, y que cada disciplina lo describa con sus propias herramientas e interpretaciones (por ejemplo, los agujeros negros eran ideas teóricas hasta que se demostró su existencia). Solo con esta idea, estaría en contra del enunciado. Pero supongo que la cuestión se refiere a si el colapso de la función de onda es algo real, material; si tiene cabida la interpretación realista de la física cuántica o no.

Fuente: Ciencia, Filosofía y Sociedad. 

La interpretación de Copenhague, la concepción clásica sobre cómo funciona la física cuántica, es profundamente antirrealista. ¿Cómo hablar de realidad cuando solo puedes conocer partes aisladas y en determinados momentos (en el colapso de la función)? Siguiendo esta línea, se podría argumentar que se usan conceptos filosóficos para ayudarnos en la investigación. Por otro lado, teorías como la de las variables ocultas de Einstein, nos situarían en el otro extremo, donde existe una realidad anterior a la medición que podría ser descrita, solo que todavía no sabemos cómo.


La Wi-Fi impide conciliar el sueño, ¿cuándo es correcto?

Los estudios sobre la influencia de las ondas wifi en los humanos demuestran una y otra vez que estas no son capaces de influir en nuestro cuerpo (ni mente, aunque haya gente que afirme padecer hipersensibilidad electromagnética), no es ionizante. Es más, las ondas de radio o el mando de la televisión emiten una radiación más alta, y todavía así se encuentran muy, muy, por debajo del límite legal.

Tenemos que pensar pues que lo que hace correcta la frase no es el propio wifi, sino algo derivado de él. Se podría argumentar que tener este acceso a internet nos hace estar pendientes del móvil, tablet o portátil entre otros, hasta que nos dormimos. Esto sí se ha demostrado que interfiere con el sueño debido a la luz azul (cualquier luz lo haría, pero la azul más), ya que altera los ciclos de la hormona melatonina, encargada del control del sueño.

Otra causa más enrevesada: que nos preocupen estas ondas wifi porque todavía no sepamos que no pueden afectarnos, por lo que, desde un plano psicológico, nos fastidien el sueño. Y, en tono de humor, el wifi permite que sigamos recibiendo notificaciones en el móvil a cualquier hora -lo que sería un problema si no lo hemos puesto en silencio.


Todos los cristales tienen una estructura atómica o molecular periódica, que presenta un orden tanto a corto como a largo alcance. Por ello los cristales presentan un patrón de difracción de rayos X definido, que sería imposible sin esa estructura periódica. ¿Por qué es falso?

La primera frase, “todos los cristales… a largo alcance”, ya es falsa. En 1982 Shechtman descubrió los cuasicristales, clasificados también posteriormente como cristales por la Unión Internacional Cristalográfica aunque estos tuviesen una estructura aperiódica (que no se puede formar repitiendo celdas de unidad). 

Patrón de difracción de un cuasicristal. Fuente: Wikipedia.


La segunda, “Por ello… estructura periódica”, también lo es. Cuando se aceptaron los cuasicristales como cristales, la definición de este último cambió. Desde entonces, un cristal no necesita mostrar simetría, tener una estructura periódica, para tener un patrón de difracción válido. Un cristal es cualquier sólido que posea un diagrama de difracción esencialmente discreto. Es decir, hay cristales periódicos pero también aperiódicos, o cuasiperiódicos. Mientras que, según las antiguas demostraciones matemáticas, los cristales solo podían seguir simetrías rotacionales de 2, 3, 4 y 6 pliegues, los cuasicristales pueden seguir de 5. 

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