jueves, 14 de enero de 2021

Darwin, el silicio y Ptolomeo

 

“La teoría de la evolución de Darwin no es una teoría completa desde el punto de vista científico”

Para comentar esto, primero deberíamos tener un significado al que adherirnos tanto de “teoría” como de “teoría completa”. Creo que la base es saber que una teoría de este tipo, que opera a un nivel biológico-histórico, juega en una liga diferente a las teorías de otras ciencias: algunos autores defienden que las leyes físico-matemáticas mientras que las biológicas solo teorías y generalizaciones; no somos capaces de reproducir la teoría de la evolución (como sí que podríamos rápidamente reproducir la ley de Boyle, por ejemplo).    

En cualquier caso, este es el argumento clásico del creacionismo. Aunque se califique a las ideas evolucionistas como “teoría”, no tenemos motivos que nos demuestren que no es cierto: de hecho, Darwin se esforzó para que su teoría no fuera una mera especulación, sino que sirviera para explicar los datos empíricos que iba recogiendo.

En cualquier caso, la teoría darwinista, aunque en su mayoría correcta, ha ido evolucionando según el tiempo (Darwin seguía sosteniendo la idea de la pangénesis, que llevaba vigente desde los filósofos presocráticos, y que poco tiempo después fue descartada), por lo que creo que es el saber si es una teoría completa es más una cuestión terminológica que epistemológica.

 

 


 

“No es razonable que exista la vida basada en el silicio”

 Los estudios científicos (hechos por seres cuya vida está basada en el carbono)* nos dicen que la vida basada en el silicio no puede existir. Esto se debe a que, aunque el silicio es similar al carbono, sus enlaces entre las moléculas son más débiles debido a su electronegatividad (sería más fácil romperlos), sus átomos son más grandes, los compuestos de hidrógeno y silicio se dividen de forma aleatoria… Y el argumento de que quizás en otros planetas sería posible (típico de la sci­-fi) no vale, puesto que las leyes de la físico-química seguirían siendo las mismas.

 

Ahora bien, se le puede dar una vuelta de tuerca a esta idea desde los nuevos desarrollos en biotecnología, robótica y teoría de la mente si modificamos nuestra concepción de “vida”. ¿Estaremos considerando que las IA o virus, por ejemplo, no están vivos por una especie de fetichismo del carbono?  Quizás en el futuro el concepto de “vida” se amplíe y con esto acoja también a seres no basados en el carbono, aunque por ahora parece que no es razonable.

 

 * Esto lo digo en tono jocoso. Aunque por ahora no creo que sea posible la vida basada en el silicio, siempre está bien recordar nuestras limitaciones (físicas e imaginativas).

 

 

 


 

“La Tierra es el centro del universo y el modelo de Ptolomeo en cuanto cómo la orbita el Sol, la Luna y los planetas es perfectamente válido”

 La teoría geocéntrica era el modelo astronómico estándar hasta el siglo XVI, cuando se superó gracias a Copérnico. Antes de eso, Claudio Ptolomeo en el siglo II fue el primero en aportar una teoría profunda, detallada y muy precisa sobre las órbitas de los astros. Este astrónomo siguió la línea de sus predecesores a la hora de adecuar sus teorías a los hechos para poder explicar las anomalías orbitales (la primera, del movimiento por la eclíptica, se pudo limar gracias a la excéntrica); de hecho él descubrió la evección (segunda anomalía lunar). Y el caso es que más o menos lo consiguió, pero gracias a algunas licencias geométricas. Consiguió salvar las retrogradaciones y estacionamientos de los planetas gracias al uso de epiciclos y deferentes, idea que resolvería Copérnico enseñando que esto no era más que un efecto óptico.

Además de los fallos matemáticos, para Ptolomeo  los movimientos de los planetas se daban por influencia astral: los astros también tenían voluntad propia, lo que les permitía hacer movimientos libres, además de que el alma de algunos era más fuerte que el alma de otros….

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