“Ni existe acción a distancia
en el entrelazamiento cuántico ni existe en la gravedad”
“Si los neandertales y los sapiens tuvieron descendencia eso significa que son la misma especie”
La definición de especie con la que contamos desde el colegio dice que dos organismos forman parte de la misma especie si estos pueden reproducirse entre sí y tener descendencia fértil. Por tanto, como respuesta rápida, si la descendencia de neandertales y sapiens era fértil, sí que pertenecieron a la misma especie. De hecho, siguiendo por esta línea, algunos expertos argumentan que, debido a que estudios sugieren que sí tuvieron descendencia fértil, el nombre científico de homo neanderthalensis debería ser cambiado a homo sapiens neanderthalensis, y entenderse este como una subespecie del sapiens (en cualquier caso, otros estudios descartan que haya habido este tipo de nexo filogenético, argumentando que si compartimos genoma [o que se encontrase ADN neandertal en fósiles sapiens] es debido a antepasados comunes). Por ahora, hay teorías que sugieren tanto que los descendientes del cruce morían por mutaciones, como que estos se unían a los grupos neandertales y acabaron extinguiéndose con ellos.
Para
que el enunciado fuese defendible debería especificar que la descendencia fuese
fértil (según la definición canónica de especie); pero, en cualquier caso,
según sigamos unas teorías u otras, se podría argumentar positiva o
negativamente.
“Los
átomos, en realidad, no existen. Su existencia es solo un modelo útil”
Un modelo científico consiste en una representación ideal (un dibujo, una maqueta, una ecuación…) de un tema a partir de sus datos para poder estudiarlo simplificadamente. Y cada modelo se basa en una teoría concreta: por ejemplo, nuestro modelo de sistema solar se basa en la teoría heliocéntrica.
Si acaso, se podría argumentar que el átomo era solo un modelo cuando Dalton en 1808 lo propuso como una minúscula esfera sólida, ya que servía para explicar y compaginar distintas teorías (proporciones múltiples, definidas, conservación de la masa, cinética de los gases…) pero, por decirlo de algún modo, no había pruebas materiales, experimentos repetibles, sobre su existencia. Ahora, los diferentes experimentos permitieron ir desechando distintas teorías y crear nuevos modelos más acertados que irían satisfaciendo los nuevos resultados.
Una prueba de que modelo y realidad pueden no coincidir exactamente (aunque la existencia de átomos está más que demostrada), es la representación de los orbitales en el modelo atómico de Schrödinger, que estudiamos en el colegio. Aunque los dibujemos como zonas por las que los electrones se mueven, solo son funciones matemáticas que indican un grado de probabilidad para encontrarlos, pero este tipo de modelo nos sirve para visualizarlo. Pero esto no significa que este tipo de orbitales no existan, experimentalmente hemos demostrado que sí, solo que su modelo difiere ligeramente de la realidad (de una manera consciente)
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