miércoles, 22 de abril de 2020

Beneficios y perjuicios de las vacunas


La Asociación Española de Vacunología define las vacunas como  "productos biológicos compuestos por microorganismos muertos (inactivados), atenuados o partes de ellos, que se administran para prevenir enfermedades infecciosas en las personas susceptibles de padecerlas", es decir, son un agente que se introduce en el cuerpo, normalmente por vía intramuscular u oral, con intención de producir inmunidad frente a una enfermedad. Esto se consigue enseñando al cuerpo que ese agente es una amenaza, forzando a que el sistema inmunitario produzca anticuerpos, de manera que el cuerpo la recuerde y esté preparado para las futuras o posibles situaciones en que la vuelva a encontrar. 

Como con todo en este mundo, las vacunas nos ofrecen beneficios pero también algunos riesgos. 

Dependiendo del tipo de vacuna podemos esperarnos unos efectos secundarios u otros. Por ejemplo, en las vacunas compuestas de microorganismos vivos pero atenuados son más recomendables en adultos ya que crean una infección que el sistema inmunológico debe combatir. Además, como el agente patógeno sigue vivo, en personas inmunodeprimidas podría llegar a provocar la propia enfermedad que se trata de combatir. De hecho, su mayor riesgo y del que más se habla hoy en día son los efectos secundarios. Desde luego, no provocan autismo, como está ya completamente asegurado, pero en algunos casos se pueden producir reacciones adversas fuertes. Hace pocos años causó mucha controversia la vacuna del VPH, cuyos efectos adversos en mujeres del estado español hicieron crearse hasta asociaciones de afectadas (quienes especifican que no son antivacunas). La Asociación Española de Pediatría  cuenta en su blog  cómo, tras hacer la OMS una exhaustiva revisión de los efectos adversos que la vacuna podía provocar, ahora se considera una de las más seguras.

En cualquier caso y dejando casos puntuales aparte, la vacunación a gran escala ha permitido que algunas enfermedades se erradiquen, como la viruela, y que otras sean mucho menos comunes, como la polio o las paperas que, gente de mi generación las relacionamos ya solo con la de nuestros abuelos. Lo que es más, vacunarse no solo protege a la persona que lo haga, sino que ayuda a que las personas no vacunadas estén menos expuestas, al haber una menor circulación de ese microorganismo; lo que se conoce como inmunidad comunitaria. Además, existen calendarios de vacunación al alcance de todo el mundo que facilitan la tarea de estar informado sobre cuándo y cómo vacunarse correctamente.

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