domingo, 26 de abril de 2020

El nombre y el género de los microbios


Antes de hablar sobre cuestiones más específicas sobre los microorganismos conviene aclarar brevemente qué son. Los microorganismos o microbios son pequeños organismos de menos de cien micras de tamaño. En este grupo se incluyen los virus, las arqueas, Archaea,  y bacterias, Bacteria,  (ambas procariotas) y las algas, hongos y protozoos (todos eucariotas, Eukarya o Eukaryota).
Todos los organismos pueden clasificarse según un sistema taxonómico, el cual incluye la propia clasificación, la nomenclatura y la identificación. Fue Linneo quien popularizó el sistema de nomenclatura binomial, dando a cada organismo un nombre compuesto por dos palabras: el género y la especie; cada género se subdivide en distintas especies (aunque hay algunos compuestos solo de una). Actualmente existe un Código Internacional de Nomenclatura para Algas, Hongos y Plantas, aunque también algunos protistas; y otro Código Internacionl de Nomenclatura de Bacterias.
El problema es que con respecto a la microbiología no existe ningún sistema taxonómico apoyado por todo el mundo. Esto se debe a que el concepto de microorganismo engloba muchos tipos de organismos distintos, y no todos ellos comparten relaciones filogenéticas o taxonómicas. El ejemplo más representativo para esto son los virus que no sigue el esquema binomial: se diferencian radicalmente del resto de micoorganismos en que no se puede decir que estén vivos. De hecho, hay varias formas comúnmente aceptadas de nombrarlos y, por ejemplo, la del Comité Internacional de Taxonomía de Virus acepta que se les llame según la enfermedad que causan (ej. virus de la rabia), aunque también los clasifica de una manera similar al resto de organismos por orden, familia, subfamilia, género y especie.
El nombre de todos los microorganismos consiste así en dos partes: el género y la especie, derivados del latín o del griego. El género se escribe con mayúscula y la especie en minúscula, ambas palabras en itálica o subrayadas si la escritura es a mano. Pero otro problema consiste en que los microorganismos no tienen tantas características propias, entremezclan mucho material genético y su registro fósil es escaso, por lo que hacer una clasificación de ellos atendiendo a taxones más altos sería difícil. De todas maneras, la forma de nombrar los microorganismos puede dar algunos problemas, como el hecho de que los nombres pueden abreviarse mediante un punto, lo que pudiera dar lugar a confusiones (por ejemplo confundir Moraxella bovis con Mycoplasma bovis si solo leemos M. bovis); por lo que, la primera vez que nos referimos a una especie conviene hacerlo con el nombre entero, y a partir de ahí ya, si queremos, abreviarlo. Otro problema es que el Código de Bacteriología solo aporte pautas para la denominación de las bacterias, por lo que dos bacterias idénticas pueden recibir distintos nombres si forman parte de distintas investigaciones con distintos resultados.

En cuanto al género gramatical de los microorganismos, este es un tema problemático. Si en nuestro lenguaje cotidiano acudimos a la RAE para salir de dudas, en este caso no podemos. Como nos dice Fernando en Problemas de género gramatical en medicina, se debe hacer un estudio en cada caso. Por ejemplo, nos dice que auque se defienda el uso del término "bacterio", "bacteria" en femenino es correcto, pues deriva, en vez del latín bacterium (de donde saldría "bacterio"), del griego  βακτερια, es decir, que también es legítima.




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