Antes de hablar sobre cuestiones más específicas sobre los
microorganismos conviene aclarar brevemente qué son. Los microorganismos o
microbios son pequeños organismos de menos de cien micras de tamaño. En este
grupo se incluyen los virus, las arqueas, Archaea, y bacterias, Bacteria, (ambas procariotas) y las
algas, hongos y protozoos (todos eucariotas, Eukarya o Eukaryota).
Todos los organismos pueden clasificarse según un sistema
taxonómico, el cual incluye la propia clasificación, la nomenclatura y la
identificación. Fue Linneo quien popularizó el sistema de nomenclatura
binomial, dando a cada organismo un nombre compuesto por dos palabras: el
género y la especie; cada género se subdivide en distintas especies (aunque hay
algunos compuestos solo de una). Actualmente existe un Código Internacional de Nomenclatura para Algas, Hongos y Plantas, aunque también algunos protistas; y otro Código Internacionl de Nomenclatura de Bacterias.
El problema es que con respecto a la microbiología no
existe ningún sistema taxonómico apoyado por todo el mundo. Esto se debe a que
el concepto de microorganismo engloba muchos tipos de organismos distintos, y
no todos ellos comparten relaciones filogenéticas o taxonómicas. El ejemplo más
representativo para esto son los virus que no sigue el esquema binomial: se
diferencian radicalmente del resto de micoorganismos en que no se puede decir
que estén vivos. De hecho, hay varias formas comúnmente aceptadas de nombrarlos
y, por ejemplo, la del Comité
Internacional de Taxonomía de Virus acepta que se les llame según la
enfermedad que causan (ej. virus de la rabia), aunque también los clasifica de
una manera similar al resto de organismos por orden, familia, subfamilia,
género y especie.
El nombre de todos los microorganismos consiste así en dos
partes: el género y la especie, derivados del latín o del griego. El género se
escribe con mayúscula y la especie en minúscula, ambas palabras en itálica o
subrayadas si la escritura es a mano. Pero otro problema consiste en que los
microorganismos no tienen tantas características propias, entremezclan mucho
material genético y su registro fósil es escaso, por lo que hacer una
clasificación de ellos atendiendo a taxones más altos sería difícil. De todas
maneras, la forma de nombrar los microorganismos puede dar algunos
problemas, como el hecho de que los nombres pueden abreviarse mediante un
punto, lo que pudiera dar lugar a confusiones (por ejemplo confundir Moraxella bovis
con Mycoplasma bovis si solo leemos M. bovis); por lo que, la primera vez que nos referimos a una especie conviene hacerlo con el nombre entero, y a partir de ahí ya, si queremos, abreviarlo. Otro problema es que el Código de Bacteriología solo aporte pautas para la
denominación de las bacterias, por lo que dos bacterias idénticas pueden
recibir distintos nombres si forman parte de distintas investigaciones con
distintos resultados.
En cuanto al género gramatical de los microorganismos, este es un tema problemático. Si en nuestro lenguaje cotidiano acudimos a la RAE para salir de dudas, en este caso no podemos. Como nos dice Fernando en Problemas de género gramatical en medicina, se debe hacer un estudio en cada caso. Por ejemplo, nos dice que auque se defienda el uso del término "bacterio", "bacteria" en femenino es correcto, pues deriva, en vez del latín bacterium (de donde saldría "bacterio"), del griego βακτερια, es decir, que también es legítima.
En cuanto al género gramatical de los microorganismos, este es un tema problemático. Si en nuestro lenguaje cotidiano acudimos a la RAE para salir de dudas, en este caso no podemos. Como nos dice Fernando en Problemas de género gramatical en medicina, se debe hacer un estudio en cada caso. Por ejemplo, nos dice que auque se defienda el uso del término "bacterio", "bacteria" en femenino es correcto, pues deriva, en vez del latín bacterium (de donde saldría "bacterio"), del griego βακτερια, es decir, que también es legítima.
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