domingo, 10 de mayo de 2020

La investigación soviética en armas biológicas


El potencial patógeno de algunos microorganismos ha sido utilizado con fines políticos en incontables ocasiones a lo largo de la historia. En este artículo narraré brevemente el estudio que la Unión Soviética llevó a cabo en el campo de las armas biológicas. 
 
La Unión Soviética, (de aquí en adelante URSS) nació en 1922 y fue disuelta en 1991, y la investigación en armas biológicas fue constante durante toda su historia. Esta empezó en la década de 1920, controlada por la Policía Secreta de la URSS, aunque el conjunto de las repúblicas socialistas firmó la Convención de Ginebra de 1925, comprometiéndose a no usar armas químicas ni biológicas en conflictos armados. 

Uno de los primeros estudios comenzó en 1928 con el cultivo de la bacteria causante del tifus en embriones de pollo por parte de la academia militar de Leningrado. Además, en el campo de trabajo de Solovkí se experimentó en seres humanos con bacterias del género Risckettsia (causantes del tifus), con Burkholderia mallei (causantes del muermo) y con Burkholderia pseudomallei (causantes de la melioidosis). Durante la Segunda Guerra Mundial, se experimentó con Francisella tularensis, causante de la tularemia. Se cree que se usó durante la batalla de Stalingrado (1942-1943) por las tropas soviéticas contra las alemanas, aunque esto no está confirmado, y se infectaron más de 100.000 personas. 

 
Máximo Gorki en el campo de Solovki. Fuente: Wikipedia

También se experimentó con la viruela desde 1947 (ya durante la Guerra Fría), inyectándo su virus causante en huevos de gallina. Más adelante, se trajo desde India una cepa especialmente virulenta, la cual fue almacenada en grandes cantidades. De hecho, en 1971, se produjo un brote de viruela en una isla del mar de Aral, producto de las pruebas de campo. Para controlarla, se tuvo que vacunar en dos semanas a 50.000 personas y confinar a la población. 

Aunque la URSS firmó la Convención sobre Armas Biológicas, en 1973 se estableció la agencia Biopreparat gracias a que Yuri Ovchinnikov convenciese a Leonid Brezhnev, una red de dieciocho laboratorios clandestinos centrada en la investigación sobre armas biológicas, excusándose tras el desarrollo de vacunas para la población civil. 

Instituto VECTOR del Biopreparat. Fuente: Sometimes Interesting

Otro episodio que terminó haciéndose famoso se dio en 1979, cuando tras un accidente con Bacillus anthracis, bacteria causante del carbunco pulmonar, se causó la muerte de aproximadamente cien ciudadanos. La causa del brote fue primeramente negada y catalogada como propaganda calumniosa, y los registros oficiales de muertos fueron destruidos por el KGB, para posteriormente anunciar que se debió a la mala manipulación de carne contaminada. 

 
Localización de las instalaciones. Fuente: Twitter

En 1988 un virólogo del Biopreparat llamado Nikolai Ustinov se inyectó sin querer con el virus de Marburgo. La cepa, al haber sido incubada por Ustinov, mutó y se transformó en una variante especialmente letal, a la que llamaron “la variante U”. El Ministerio de Defensa Ruso aprobó esta cepa como arma en 1990, y su intención era colocarla en la cabeza de los MIRV para liberar en amplios terrenos nubes de biopartículas invisibles.  En 1992, el primer director del Biopreparat huyó a EE. UU., donde informó del programa soviético de armas biológicas, incluyendo cómo uno de los síntomas de Ustinov fue sudar sangre a través de sus poros. 

Tras el final de la URSS el estudio de armas biológicas oficialmente terminó, aunque el exdirector del Biopreparat afirmó que, como mínimo, hasta finales de los noventa las entidades como esta red de laboratorios seguían funcionando.

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